lunes, 28 de noviembre de 2016

FILOSOFÍA Y CIENCIA


UNIVERSIDAD FERMÍN TORO
VICE-RECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE POSTGRADO
Asignatura: Filosofía y Teorías de las Ciencias de la Administración
Msc. Pérez Blanca
blancamar2969@gmail.com



Filosofía y Ciencia

Como una disciplina científica la filosofía es un arte una expresión un conjunto de realidades la cual la distingue y logran un acercamiento a la racionalidad, partiendo que la filosofía, aunque muchos autores coinciden en que el termino más preciso para definirlo es “amor a la sabiduría” según su etimología. Ella nace del conocimiento de la duda porque sin ella no existe el conocimiento racional. En contraposición la ciencia siempre busca responder de forma confiable y mediante la observación concretando los medios que funcionan como sistema, hablamos de símbolos como el lenguaje, matemáticas y la lógica. Es así que concluimos que tanto la filosofía como la ciencia deben estar relacionadas, por su origen y propósito, su manera de dar respuesta son diferentes pero el resultado de la verdad es uno solo y el conocimiento de la misma.
La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas que, uno a uno, tratan de descomponer a todo elemento se trata, en cambio, de entender toda situación en términos de sus componentes; intentando descubrir los elementos que explican su integración.

Dante (ca. 1360), Boccaccio expuso su opinión —que no viene al caso— acerca del origen de la palabra "poesía" concluyendo con este comentario: "otros lo atribuyen a razones diferentes, acaso aceptables; pero ésta me gusta más". El novelista aplicaba, al conocimiento acerca de la poesía y de su nombre el mismo criterio que podría apreciarse para apreciar la poesía misma: el gusto. Confundía así valores situados en niveles diferentes: el estético, perteneciente a la esfera de la sensibilidad, y el gnoseológico, que no obstante estar enraizado en la sensibilidad está enriquecido con una cualidad emergente: la razón.

Para ver las diferencias entre filosofía y ciencia tenemos que saber en qué consiste el conocimiento ya sea en las ciencias humanas como en las naturales. El conocimiento es una verdadera necesidad de ello.

Cuando decimos "filosofía y ciencia”, el signo "y" puede significar la afirmación simultánea de ambos términos, o bien una relación cualquiera entre ellos. Si queremos ser más precisos, debemos recurrir, no ya a una conjunción, sino a las preposiciones, por figurar éstas entre los equivalentes lingüísticos de las relaciones lógicas.

Apenas se discute ya que la ciencia es lo que distingue la cultura contemporánea de las anteriores. No sólo es el fundamento de la tecnología que está dando una fisonomía inconfundible a nuestra cultura material, sino que de continuo absorbe disciplinas que filosóficas: ayer, la antropología, la psicología y la economía; hoy, la sociología y la historia; mañana, quizá, la estética y la ética. Además, la concepción del mundo del hombre contemporáneo se funda, en medida creciente, sobre los resultados de la ciencia: el dato reemplaza al mito, la teoría a la fantasía, la predicción a la profecía. La cultura social y la personal se tornan, en suma, cada vez más científicas. Hace un siglo, quien ignoraba La Ilíada era tildado de ignorante. Hoy lo es, con igual justicia, quien ignora los rudimentos de la física, de la biología, de la economía y de las ciencias formales. Con razón, porque estas disciplinas nos ayudan mejor a desenvolvernos en la vida moderna; y no sólo son más útiles, sino que también son intelectualmente más ricas. Semejante actitud no implica desdén para con las artes y las llamadas humanidades; no significa que sea digno de admiración el especialista que permanece insensible a la belleza.
¿Cómo es posible pensar que la ciencia y la filosofía de la ciencia son áridas, inhumanas o deshumanizadas, siendo por ello preciso dulcificarlas y dignificarlas mediante una dosis de las llamadas humanidades? ¿Acaso las teorías científicas y meta científicas se encuentran en la naturaleza, para que pueda tildárselas de inhumanas? ¿No son acaso creaciones humanas, que suelen costar un esfuerzo de imaginación y de concepción mayor que la mayoría de las obras literarias y de crítica literaria? ¿Acaso las obras científicas y metacientíficas no emplean, además de elementos sensibles y del lenguaje diario, almacenes de experiencias, instrumentales conceptuales y lenguajes enormemente más ricos que los que usa el escritor? es la imaginación requerida para inventar una teoría, o para hacer un cálculo aproximado, o para diseñar un instrumento. Sólo cree que la ciencia es pobre en concepto y en imágenes, y que la investigación científica carece de poesía, quien tiene pobres informaciones acerca de la vida de la ciencia. Junto con la filosofía, ella constituye la más rica creación del espíritu. ¿Por qué, entonces, oponer las humanidades a las ciencias, como si éstas fuesen menos humanas que aquéllas, y como si no fuesen precisamente las ciencias las que alcanzan el conocimiento más profundo y adecuado del hombre? Dígase más bien que las ciencias y las llamadas humanidades no son antagónicas sino complementarias, aun reconociendo que en la época contemporánea el centro de la cultura se desplaza de las humanidades a las ciencias.

Las sociedades, filosofía y gerencia juntas logran el ambiente apropiado para que ella prospere, logran al mismo tiempo la relación entre ciencia, tecnología y producción económica, estudios realizados sobre el panorama mundial nos muestra que la humanidad se encuentra en medio de transformaciones profundas e irreversibles. Algunas sociedades han experimentado una revolución industrial y están prosperando técnicas, económicas, política y militarmente. La gerencia y organizaciones mundiales cooperan para lograr el Desarrollo Económico, la Revolución de la Información, podría estar comenzando.


Interpretación de las frases:

La célebre frase de Sócrates “sólo sé que no sé nada” la cual ilustra la disposición de aprender a filosofar.

«Sólo sé que no sé nada», comenta Sócrates, y se trata de una afirmación que hay razonar y cada quien determinara su entender como el constante aprendizaje que cuanto más sabes el ser debería siempre ser un estudiante, un aprendiz por muy preparado que este sea con títulos académicos de niveles especiales siempre existirá algo que aprender y conocer algo nuevo. Se cree saber de tantas cosas pero será capaz de responder todas las preguntas? Es el dilema, no es lo mismo saber de veras que limitarse a repetir lo que comúnmente se tiene por sabido. Saber que no se sabe es preferible a considerar como sabido lo que no hemos pensado a fondo nosotros mismos. O sea que la filosofía, antes de proponer teorías que resuelvan nuestras perplejidades, debe quedarse perpleja. Antes de ofrecer las respuestas verdaderas, debe dejar claro por qué no le convencen las respuestas falsas. Una cosa es saber después de haber pensado y discutido, otra muy distinta es adoptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar. Antes de llegar a saber, filosofar es defenderse de quienes creen saber y no hacen sino repetir errores ajenos.


Ser o no ser no es dilema, pues en términos del ser sólo se es.
El “ser” es cada persona quien interpreta según su visión, posición, frente a lo que desea ver, sentir, pensar. Las cosas son como son o las cosas son como somos. Es el momento y como se logra quedarse o salir de él. Las personas pierden el tiempo en pensar lo que es. Pero podemos tomar otra decisión. Podemos elegir “Ser” sin esperar tener, pues siempre queremos lo mejor y el problema real no está en que queramos eso, sino en que no estamos dispuestos a Ser los mejores para lograrlo ser.
LIBERTAD HUMANA DE AGUSTÍN DE HIPONA. En cuanto a lo que nos plantea San Agustín. ¿Qué propuesta, en materia de Libertad Humana, pudiera resolver los problemas actuales de nuestro país?
Ama y haz lo que quieras”. (Frase de San Agustín de Hipona).
Para Agustín de Hipona, el ser humano anhela alcanzar la felicidad y el goce del bien supremo, que San Agustín identifica con Dios. Ahora bien, el disfrute de la felicidad requiere, ante todo, conocer la verdad, y esta puede buscarse por dos caminos: por la razón (filosofía) y por la fe (religión). Razón y fe no son incompatibles, sino que han de colaborar: la fe dirige nuestra inteligencia en la búsqueda de la verdad, y la razón nos permite entender los contenidos de la fe, que así recibe el apoyo de nuestra inteligencia: “Entiende para creer; cree para entender” es la máxima de San Agustín.
Llegados a este punto, una breve consideración. Si el hombre puede elegir entre el acierto y el error; y si la Ley, como norma racional para alcanzar el Bien, indica lo correcto, acaso ¿nos excluye la Ley de la posibilidad de no elegir el Bien (es decir, lo incorrecto), siendo así una limitación de la libertad humana? El obispo de Hipona respondería que la libertad es la facultad para obtener el Bien y que la Ley señala cómo conseguirlo, por lo que la Ley necesariamente será una aliada de la voluntad para lograr su fin propio, es decir, su Bien. Así, pues, la verdadera libertad no está “contra” la Ley sino “para” la Ley y, además, tratará de librarse de los obstáculos que la impiden cumplir la Ley, que para San Agustín serán el mal moral, el pecado y el egoísmo. Porque el hombre sufre una dramática situación personal. Libertad y gracia en San Agustín 195 manda amar el Bien, pero el hombre, dominado por su amor propio (su orgullo) le impide cumplir la Ley. Por ello, es preciso que el hombre sea liberado. Para la Teología cristiana, el Salvador del hombre es Jesucristo, que libera a su voluntad de su incapacidad de amar y cumplir la Ley que le manda alcanzar su fin como hombre: la vida feliz amando al sumo Bien (Dios)



SAVATER (1992) POLÍTICA PARA AMADOR Interpreta este comentario: “Una sociedad sin conflicto no sería sociedad humana, sino un cementerio o un museo de cera”.
Se dice que los jóvenes pasan actualmente de política. Pero ¿qué sabe un joven hoy de política? Aparte de los escándalos aireados por la prensa, las zancadillas que los partidos se ponen unos a otros y las exaltadas prédicas utópicas de los demagogos, sabe muy pocas cosas más. Hay escaso interés en que aprenda de dónde vienen históricamente las instituciones democráticas y cuál es su sentido; qué tipo de relación vincula y enfrenta al individuo y a su grupo social; qué significa la libertad política, cuáles son las formas de la igualdad, a qué solidaridad puede aspirarse. Los jóvenes son para los políticos carne de cañón o carne de voto: en tanto no alcanzan la edad para dejarse matar por la patria o para dejarse engañar en su nombre, apenas nadie se ocupa de su formación política.
En este libro se pretenden plantear de forma elemental pero rigurosa las relaciones básicas que interesan al pensamiento político, tanto a nivel teórico como práctico. Escrita con idéntica sencillez, claridad y humor que Ética para Amador esta obra se dirige al mismo tipo de lectores. Habla de los fundamentos que tienen las organizaciones sociales pero también de cuestiones inmediatas, como el militarismo, la ecología, la corrupción política, el racismo, el nacionalismo, etc

Referencia Bibliográfica

Gervais, M. y Fleury, J Curso en línea de periodismo científico.
Duque, F. (2006) Deriva del Nihilismo en la modernidad, El cobre de la nada
Bunge, M. (1996) La ciencia su método y su filosofía