UNIVERSIDAD
FERMÍN TORO
VICE-RECTORADO
ACADÉMICO
DECANATO
DE POSTGRADO
Asignatura:
Filosofía y Teorías de las Ciencias de la Administración
Msc. Pérez Blanca
blancamar2969@gmail.com
Filosofía
y Ciencia
Como
una disciplina científica la filosofía es un arte una expresión un
conjunto de realidades la cual la distingue y logran un acercamiento
a la racionalidad, partiendo que la filosofía, aunque muchos
autores coinciden en que el termino más preciso para definirlo es
“amor a la sabiduría” según su etimología. Ella nace del
conocimiento de la duda porque sin ella no existe el conocimiento
racional. En contraposición la
ciencia siempre busca responder de forma confiable y mediante la
observación concretando los medios que funcionan como sistema,
hablamos de símbolos como el lenguaje, matemáticas y la lógica.
Es así que concluimos que tanto la filosofía como la ciencia deben
estar relacionadas, por su origen y propósito, su manera de dar
respuesta son diferentes pero el resultado de la verdad es uno solo y
el conocimiento de la misma.
La ciencia es analítica: la
investigación científica aborda problemas que, uno a uno, tratan de
descomponer a todo elemento se trata, en cambio, de entender toda
situación en términos de sus componentes; intentando descubrir los
elementos que explican su integración.
Dante (ca. 1360), Boccaccio
expuso su opinión —que no viene al caso— acerca del origen de la
palabra "poesía" concluyendo con este comentario: "otros
lo atribuyen a razones diferentes, acaso aceptables; pero ésta me
gusta más". El novelista aplicaba, al conocimiento acerca de la
poesía y de su nombre el mismo criterio que podría apreciarse para
apreciar la poesía misma: el gusto. Confundía así valores situados
en niveles diferentes: el estético, perteneciente a la esfera de la
sensibilidad, y el gnoseológico, que no obstante estar enraizado en
la sensibilidad está enriquecido con una cualidad emergente: la
razón.
Para ver las diferencias entre
filosofía y ciencia tenemos que saber en qué consiste el
conocimiento ya sea en las ciencias humanas como en las naturales. El
conocimiento es una verdadera necesidad de ello.
Cuando decimos "filosofía
y ciencia”, el signo "y" puede significar la afirmación
simultánea de ambos términos, o bien una relación cualquiera entre
ellos. Si queremos ser más precisos, debemos recurrir, no ya a una
conjunción, sino a las preposiciones, por figurar éstas entre los
equivalentes lingüísticos de las relaciones lógicas.
Apenas se discute ya que la
ciencia es lo que distingue la cultura contemporánea de las
anteriores. No sólo es el fundamento de la tecnología que está
dando una fisonomía inconfundible a nuestra cultura material, sino
que de continuo absorbe disciplinas que filosóficas: ayer, la
antropología, la psicología y la economía; hoy, la sociología y
la historia; mañana, quizá, la estética y la ética. Además, la
concepción del mundo del hombre contemporáneo se funda, en medida
creciente, sobre los resultados de la ciencia: el dato reemplaza al
mito, la teoría a la fantasía, la predicción a la profecía. La
cultura social y la personal se tornan, en suma, cada vez más
científicas. Hace un siglo, quien ignoraba La Ilíada era tildado de
ignorante. Hoy lo es, con igual justicia, quien ignora los rudimentos
de la física, de la biología, de la economía y de las ciencias
formales. Con razón, porque estas disciplinas nos ayudan mejor a
desenvolvernos en la vida moderna; y no sólo son más útiles, sino
que también son intelectualmente más ricas. Semejante actitud no
implica desdén para con las artes y las llamadas humanidades; no
significa que sea digno de admiración el especialista que permanece
insensible a la belleza.
¿Cómo es posible pensar que
la ciencia y la filosofía de la ciencia son áridas, inhumanas o
deshumanizadas, siendo por ello preciso dulcificarlas y dignificarlas
mediante una dosis de las llamadas humanidades? ¿Acaso las teorías
científicas y meta científicas se encuentran en la naturaleza, para
que pueda tildárselas de inhumanas? ¿No son acaso creaciones
humanas, que suelen costar un esfuerzo de imaginación y de
concepción mayor que la mayoría de las obras literarias y de
crítica literaria? ¿Acaso las obras científicas y metacientíficas
no emplean, además de elementos sensibles y del lenguaje diario,
almacenes de experiencias, instrumentales conceptuales y lenguajes
enormemente más ricos que los que usa el escritor? es la
imaginación requerida para inventar una teoría, o para hacer un
cálculo aproximado, o para diseñar un instrumento. Sólo cree que
la ciencia es pobre en concepto y en imágenes, y que la
investigación científica carece de poesía, quien tiene pobres
informaciones acerca de la vida de la ciencia. Junto con la
filosofía, ella constituye la más rica creación del espíritu.
¿Por qué, entonces, oponer las humanidades a las ciencias, como si
éstas fuesen menos humanas que aquéllas, y como si no fuesen
precisamente las ciencias las que alcanzan el conocimiento más
profundo y adecuado del hombre? Dígase más bien que las ciencias y
las llamadas humanidades no son antagónicas sino complementarias,
aun reconociendo que en la época contemporánea el centro de la
cultura se desplaza de las humanidades a las ciencias.
Las
sociedades, filosofía y gerencia juntas logran el ambiente
apropiado para que ella prospere, logran al mismo tiempo la relación
entre ciencia, tecnología y producción económica, estudios
realizados sobre el panorama mundial nos muestra que la humanidad se
encuentra en medio de transformaciones profundas e irreversibles.
Algunas sociedades han experimentado una revolución industrial y
están prosperando técnicas, económicas, política y militarmente.
La gerencia y organizaciones mundiales cooperan para lograr el
Desarrollo Económico, la Revolución de la Información, podría
estar comenzando.
Interpretación
de las frases:
La célebre frase de Sócrates “sólo sé que no sé nada” la cual ilustra la disposición de aprender a filosofar.
«Sólo
sé que no sé nada»,
comenta Sócrates, y se trata de una afirmación que hay razonar y
cada quien determinara su entender como el constante aprendizaje que
cuanto más sabes el ser debería siempre ser un estudiante, un
aprendiz por muy preparado que este sea con títulos académicos de
niveles especiales siempre existirá algo que aprender y conocer algo
nuevo. Se cree saber de tantas cosas pero será capaz de responder
todas las preguntas? Es el dilema, no es lo mismo saber de veras que
limitarse a repetir lo que comúnmente se tiene por sabido. Saber que
no se sabe es preferible a considerar como sabido lo que no hemos
pensado a fondo nosotros mismos. O sea que la filosofía, antes de
proponer teorías que resuelvan nuestras perplejidades, debe quedarse
perpleja. Antes de ofrecer las respuestas verdaderas, debe dejar
claro por qué no le convencen las respuestas falsas. Una cosa es
saber después de haber pensado y discutido, otra muy distinta es
adoptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar. Antes
de llegar a saber, filosofar es defenderse de quienes creen saber y
no hacen sino repetir errores ajenos.
“Ser
o no ser no es dilema, pues en términos del ser sólo se es.
El
“ser” es cada persona quien interpreta según su visión,
posición, frente a lo que desea ver, sentir, pensar. Las cosas son
como son o las cosas son como somos. Es el momento y como se logra
quedarse o salir de él. Las personas pierden el tiempo en pensar lo
que es. Pero
podemos tomar otra decisión. Podemos elegir “Ser” sin esperar
tener, pues siempre queremos lo mejor y el problema real no está en
que queramos eso, sino en que no estamos dispuestos a Ser los mejores
para lograrlo ser.
LIBERTAD
HUMANA DE AGUSTÍN DE HIPONA. En cuanto a lo que nos plantea San
Agustín. ¿Qué propuesta, en materia de Libertad Humana, pudiera
resolver los problemas actuales de nuestro país?
“Ama
y haz lo que quieras”. (Frase de San Agustín de Hipona).
Para
Agustín de Hipona, el ser humano anhela alcanzar la felicidad y el
goce del bien supremo, que San Agustín identifica con Dios. Ahora
bien, el disfrute de la felicidad requiere, ante todo, conocer la
verdad, y esta puede buscarse por dos caminos: por la razón
(filosofía) y por la fe (religión). Razón y fe no son
incompatibles, sino que han de colaborar: la fe dirige nuestra
inteligencia en la búsqueda de la verdad, y la razón nos permite
entender los contenidos de la fe, que así recibe el apoyo de nuestra
inteligencia: “Entiende para creer; cree para entender” es la
máxima de San Agustín.
Llegados a este punto, una
breve consideración. Si el hombre puede elegir entre el acierto y el
error; y si la Ley, como norma racional para alcanzar el Bien, indica
lo correcto, acaso ¿nos excluye la Ley de la posibilidad de no
elegir el Bien (es decir, lo incorrecto), siendo así una limitación
de la libertad humana? El obispo de Hipona respondería que la
libertad es la facultad para obtener el Bien y que la Ley señala
cómo conseguirlo, por lo que la Ley necesariamente será una aliada
de la voluntad para lograr su fin propio, es decir, su Bien. Así,
pues, la verdadera libertad no está “contra” la Ley sino “para”
la Ley y, además, tratará de librarse de los obstáculos que la
impiden cumplir la Ley, que para San Agustín serán el mal moral, el
pecado y el egoísmo. Porque el hombre sufre una dramática situación
personal. Libertad y gracia en San Agustín 195 manda amar el Bien,
pero el hombre, dominado por su amor propio (su orgullo) le impide
cumplir la Ley. Por ello, es preciso que el hombre sea liberado. Para
la Teología cristiana, el Salvador del hombre es Jesucristo, que
libera a su voluntad de su incapacidad de amar y cumplir la Ley que
le manda alcanzar su fin como hombre: la vida feliz amando al sumo
Bien (Dios)
SAVATER (1992) POLÍTICA PARA AMADOR Interpreta este comentario: “Una sociedad sin conflicto no sería sociedad humana, sino un cementerio o un museo de cera”.
Se
dice que los jóvenes pasan actualmente de política. Pero ¿qué
sabe un joven hoy de política? Aparte de los escándalos aireados
por la prensa, las zancadillas que los partidos se ponen unos a otros
y las exaltadas prédicas utópicas de los demagogos, sabe muy pocas
cosas más. Hay escaso interés en que aprenda de dónde vienen
históricamente las instituciones democráticas y cuál es su
sentido; qué tipo de relación vincula y enfrenta al individuo y a
su grupo social; qué significa la libertad política, cuáles son
las formas de la igualdad, a qué solidaridad puede aspirarse. Los
jóvenes son para los políticos carne de cañón o carne de voto: en
tanto no alcanzan la edad para dejarse matar por la patria o para
dejarse engañar en su nombre, apenas nadie se ocupa de su formación
política.
En
este libro se pretenden plantear de forma elemental pero rigurosa las
relaciones básicas que interesan al pensamiento político, tanto a
nivel teórico como práctico. Escrita con idéntica sencillez,
claridad y humor que Ética para Amador esta obra se dirige al mismo
tipo de lectores. Habla de los fundamentos que tienen las
organizaciones sociales pero también de cuestiones inmediatas, como
el militarismo, la ecología, la corrupción política, el racismo,
el nacionalismo, etc
Referencia Bibliográfica
Gervais, M. y Fleury, J Curso en línea de periodismo científico.
Duque, F. (2006) Deriva
del Nihilismo en la modernidad, El
cobre de la nada
Bunge, M. (1996) La
ciencia su método y su filosofía